Bajo el influjo y quién sabe si aún la influencia de Xavi Pascual, comenzaba la Euroliga en la noche de hoy para este remozado y revolucionado Barça 17/18. Después de un inicio plácido en la liga doméstica, llegaba uno de los dos trasatlánticos griegos de esos que amasan contratos millonarios a base de tráficos portuarios a gran escala, para medir de verdad, sin tapujos ni rivales de medio pelo, a esta nueva versión blaugrana.
Se enfrentaban además dos estilos antagónicos y generacionales. Por un lado el run & gun y el baloncesto moderno que abre campos y tira más de tres que de dos. Por otro, el que tanto ganó primero y al que tanto se criticó después, basado en posesiones largas, táctica desde antes de salir de vestuarios y mucha, pero que mucha estopa, del que Pascual es genio.
De inicio, las tornas de los estilos se viraban y ni las olía el Barça en las primeras defensas para poner a Panathinaikos 0-6 arriba. Comenzaban a aflorar los automatismos del flujo de partidos y los engrases de entrenamientos y relucían el ya típico pop de Moerman o el roll de Seraphin para igualar el partido. Reinaba el estilo de casa y dominaba el acierto y las posesiones cortas en los primeros cinco minutos para un 11-12 heleno. No tardaría en imponerse el estilo también en el marcador, con una puerta atrás de Moerman. Se desataba el ala pívot francés y Pascual tenía que pararlo y pedirle a Calathes que pasara más la bola (15-12 min. 6).
Las primeras rotaciones de Alonso llegaban hoy a falta de dos minutos para finalizar el primer cuarto, algo más tarde de lo habitual, pero es que su quinteto inicial lo estaba bordando hasta ese momento. Seraphin castigaba los cambios en defensa para hacerse grande en el cinco del equipo local, a la espera de jugadores croatas provenientes de eternizadas lesiones. Acababa el cuarto en 24-20 y la sensación de que el basket de ataque le ganaba al de las posesiones largas y las defensas intensas.
El primer triple del partido, de las manos de Koponen, ponía máxima ventaja para el Barça (27-20), Oriola y Vezenkov constituían el juego interior de Alonso, pero le daba para seguir dominando las zonas y el rebote con solvencia. Ambos suplían kilos y caché a base de movilidad e intensidad y el cuatro de Tárrega ponía +9 después de varios minutos de desaciertos y errores.
.@PierreOriola gets the ball off-balance... but somehow gets to score - and 1⃣!#7DAYSMagicMomentpic.twitter.com/lkeihZY7SL
— EuroLeague (@EuroLeague) 13 de octubre de 2017
Este nuevo Barça no sólo tira triples o juega a 10 segundos la posesión. También se tira al suelo a por un balón dividido, percute todos los rebotes, tanto de su aro como del de enfrente y suda cada posesión, al compás y ritmo que le impone Alonso desde la banda. Sí, eso es, nada que ver con el año pasado. Con todo eso, volvían los siete puntos de ventaja local (36-29) cuando Panathinaikos amenazaba con cerrar el marcador con su segunda unidad encabezada por Rivers.
Tampoco son los griegos un equipo sospechoso de frialdad. Su afición, simplemente, no se lo permite. Mejorando detrás y subiendo líneas, conseguían la última posesión de la primera parte para dejar el partido en 40-35 y la sensación de que comenzaba a afearse y ralentizarse el encuentro. La batalla de los estilos, que se diría. En frente, no conseguía sacar lustre este Barça de sus principales logros de principios de temporada. Esta vez, los puntos venían desde bien cerquita del aro con sólo dos triples por ninguno de los griegos. Entre los dos equipos 2/21 en T3 para demostrar donde se estaban jugando los garbanzos en este partido los dos entrenadores.
Se iniciaba el tercer cuarto y aparecía el estilo, el del Barça y el de Sito; alargaban los locales las posesiones para atacar el cambio automático de final de posesión y que Seraphin dominara a sus anchas. Un 2+1 suyo ponía la máxima hasta ese momento y el triple característico de Ribas (cuestión de automatismos) ventajas de dos dígitos (46-35 min. 22). Se venían los mejores minutos locales y Moerman con otro triple ponía un largo +16 que Pascual tenía, ya sí, que parar, después de haber amagado varias veces con el tiempo muerto, ante el horrible inicio de los suyos de vuelta de la pausa grande. El parcial era de 11-0 en apenas tres minutos y medio. Se desataba hasta el tímido Pressey en su mejor partido como blaugrana y Sito se contagiaba de alegría para darle los primeros minutos de la temporada a Tomic.
Por su parte y sin rastro de la rotación interior helena, Pappas quería seguir jugando y batallando. Siete puntos seguidos suyos tapaban algún agujero del chaparrón local. Eso y el bonus temprano por aquella magnánima intensidad inicial hacían que el último cuarto no quedara para la galería de los minutos de la basura. Así, falta a falta, libre a libre, raspaba Panathinaikos para bordear la decena de desventaja (65-54) al final del tercer cuarto. Puro estilo Pascual.
En ese libro interminable de táctica que es el ex-entrenador blaugrana, iniciaba el último periodo en una zona 1-2-2 con Singleton en cabecera y con cambios automáticos en la siguiente defensa. Nada que este Barça no supiera leer a base de buen movimiento de balón y más garra. Como la que pone Oriola en todo lo que hace. Un 2+1 suyo devolvía los 16 de ventaja, otra puerta atrás de Moerman ponían otra máxima (74-56) que Ribas terminaba de finiquitar con el triple que hacía el +21 e instauraba la fiesta del estilo en el Palau.
De ahí al final jolgorio, parciales abiertos ante la rendición helena, cánticos y mucha animación, que de eso también hay este año de vuelta en la casa azulgrana. Definitivamente y tras las pruebas domésticas, este Barça con su nuevo estilo y sus ocho fichajes ha regresado a la élite del baloncesto nacional y europeo. Veremos hasta dónde le da. Por ahora, tiene una pinta estupenda. Y un estilo también, claro.
1. Todopoderoso Seraphin: mucho se ha hablado del juego interior de este nuevo Barça, sobre todo tras lo visto del viejo y las carencias en músculo y en lo que no es músculo de años anteriores. Para suplir esto, se ha tirado de fichaje deseado varias veces que por fin recala en la ciudad condal. Y en su primer partido ante las luces y los focos europeos, Kevin Seraphin no ha defraudado; 24 puntos y 9 rebotes y una sensación de poderío, cabeza centrada y dieta equilibrada que lo convierten en el cinco referencia de este equipo, a falta de centímetros y algo más.
2. 11-0 en tres minutos y medio: iniciaba el tercer cuarto amenazando partido de trabas y pocas posesiones. Pero este Barça ya no juega a eso. Si el acierto exterior había lastrado en la primera parte sus opciones de ruptura de partido, los cuatro triples que clavó en este acto, marcaban el inicio del final para hoy el visitante Pascual. En esos tres primeros minutos y medio de reanudación habían multiplicado por tres la diferencia los de Sito, a base de lo que viene demostrando en este inicio de temporada: intensidad, ritmo y acierto exterior. Así, este nuevo proyecto, generaba las ventajas suficientes que la rendición helena del último cuarto convirtieron en vergonzante para aquellos e ilusionante para los de casa.
3. Sin noticias de los interiores griegos: traía una batería de pívots de envidia Panathinaikos, pero nada de ellos se vio hoy sobre el Palau. La intensidad, calidad y movimientos de los Moerman, Seraphin u Oriola desarbolaron a los Slngleton, Gist o Gabriel, tanto delante (13 puntos entre los tres) como en el rebote, que perdieron por goleada de hasta 13 posesiones más. Sólo la línea exterior griega ofreció algo de resistencia hasta que la veintena de puntos asomara en su mochila para claudicar ante el gran partido de los pívots blaugranas.