Dicen desde el lejano Oriente que aquel momento en el que alguien extingue sus deseos materiales, llega a un estado de purificación en el que se encuentra más allá del mundo físico y puede llegar a experimentar cierta unión con el universo. Dicen que eso se llama Nirvana. Iberostar Tenerife se había planteado el acceso a la Final Four de la BCL como su estado de quinta esencia, como su estado de unión con el baloncesto europeo de élite. Su Nirvana particular. Hoy, aunque de manera muy distinta a como ha cosechado tantos logros en este año de camino hacia ese paraíso, lo ha conseguido sumando sudor, músculo, tensión y pocos puntos, muy pocos, aunque 10 más que su rival.
Con un empate a 62 traído del partido de ida, el equipo aurinegro tuvo en la noche de hoy que dejar de lado su estilo ecléctico y abigarrado que acostumbra, para acomodarse al juego físico y duro, pero noble y directo del campeón vigente de la LNB francesa.
Para surcar ese camino hacia la beatitud, Iberostar Tenerife no caminó solo. Hoy, por quinta vez en el año, estaba todo vendido en el Santiago Martín para animar y apoyar a los suyos. Y así, es un poquito más fácil cazar ese Nirvana.
No obstante, Asvel no había venido a contemplar un paseo. Al contrario, Walter Hodge hacía de diablo particular para sumar 8 puntos en el primer cuarto. Lo malo para él es que nadie más de su equipo anotaba. Ese primer acto acababa en un exiguo 13-10, marcado por los nervios y las pérdidas locales que no veían aún el camino claro. Salvo al intocable zurdo puertorriqueño, el entrenador Jackson hacía muchas rotaciones, previendo un camino largo y duro hasta el final. Algunos de esos cambios, obligados por la excesiva impetuosidad de Watkins, quien cometía su segunda falta mediado el cuarto y se tenía que sentar a calmar sus bloqueos y codos.
Dos mates de Fran Vázquez al inicio del segundo cuarto marcaban el primer estirón local (17-10), mientras Hodge se lo tiraba todo y Watkins hacía su tercera personal. Flaco favor para un equipo que venía con sólo 10 fichas por sus problemas de lesiones. En los primeros 15 minutos Asvel había anotado 12 puntos y 10 eran de su jugador franquicia. Nada nuevo por La Laguna, donde los equipos visitantes no son capaces de llegar más allá del muro defensivo local. Lo que no cuadraba hoy para los aurinegros era la sangría de las pérdidas. Hasta 22 acumularon los de Txus Vidorreta. Para nada jugaba bien Iberostar Tenerife, pero su defensa le daba para seguir por delante.
Hasta que la irrupción por fin del banquillo francés y un triple de Lang daba la clasificación momentánea a Asvel en el minuto 17 de partido (21-22). Desgraciadamente para ellos, sería esta la última vez. Un par de buenas acciones de Bogris y un canastón típico de Richotti en la última posesión antes del descanso acercaba de nuevo el Nirvana para los canaristas (30-24).
Pasaban cuatro minutos de la reanudación y Asvel Villeurbanne no había anotado todavía. El Muro, que acerca Nirvanas. El segundo 2+1 de Rodrigo San Miguel sobre la defensa de Hodge daba la máxima ventaja a los suyos y avecinaba glorias y paraísos. Pero no se iba el bravo equipo francés del partido. Al contrario, dos triples de Lang y Hodge y las anotaciones de secundarios que aprovechaban la excesiva atención sobre las estrellas galas, volvían a encoger el resultado, para llegar al último tramo del camino con todo por decidir (41-38). Después de las ventajas adquiridas, Asvel gestionaba mejor el cuarto, lo ganaba y seguía en la pelea.
Incluso el ex Unicaja Nelson ponía la mínima ventaja con un robo y la posterior contra (41-40). Ahí aparecería un, hasta ese momento negado Grigonis, para enchufar dos triples y estirar de nuevo la delantera local. Incluso otro triple de Kirksay tras varios minutos de pérdidas, fallos y tensión ponía otro peldaño en la escalera hacia aquel objetivo. Lo tocaban con la punta de los dedos los tinerfeños y el jugador de más envergadura sobre la cancha lo término de alcanzar: Fran Vázquez con varias acciones de mérito delante y, sobre todo, detrás, mantenía las ventajas mientras corría el tiempo. Jackson sacaba un small ball con Dragovic de 5 para obstaculizar el camino, pero ya no perdía balones Iberostar Tenerife. Habían extinguido los canarios sus errores más censurables de la noche de hoy. Como quien extingue sus deseos materiales. Después de mucho sufrimiento y una eliminatoria a 60 puntos el partido, Iberostar Tenerife alcanzaba su estado de purificación particular. Su Final Four. Su estado de unión con el baloncesto europeo de élite. Su Nirvana.

