Dicen de los grandes equipos que da igual cuándo ni dónde jueguen. Que para ellos no existen partidos intrascendentes. Que la camiseta que visten pesa más que cualquier trivialidad en forma de partido de baloncesto. Anadolu Efes y Barça Lassa protagonizaban hoy uno de esos encuentros con todo de aquello y nada de repercusión. Tanta, como la de un duelo directo entre los dos últimos en la clasificación. Ahí es nada. Poco o menos que discutir en el Sinan Erdem Done salvo el uso de una de esas rimbombantes palabras para describir la previa del partido. Escojamos una. ¿Qué les parece una cuestión de orgullo, por ejemplo?
Con esos condicionantes y aquellas expresiones empezaban los visitantes con un 4-10 de entrada en los primeros tres minutos con triples y rebotes ofensivos a pares. Reaccionaba apenas el equipo de casa con un hiperactivo Motum y las seis pérdidas del Barça. Simon estrechaba el honor y Dunston ponía por delante por primera y única vez a los suyos (13-12 min. 8) para empezar a sudar. Todas aquellas prebendas estaban muy bien, pero no para Pesic que se ha tomado esta Euroliga de fracaso como un laboratoria perfecto con el que entrenar la competición doméstica y meter a los suyos en dinámicas positivas. Le escuchaban Koponen y Ribas en la banca para hacer cuatro triples sin fallo entre los dos y llegar al primer descanso con ventaja (19-23).
Iniciaba el segundo cuarto el Barça en ese estado de gracia de los partidos sin nervio, para un 7/8 en T3 y +10 por delante. Ahora le tocaba a Claver hacer los triples a pares y sin fallo. Seguía el concurso de tiro visitante que Ataman tenía que parar con un amago temprano de escapada (21-35 min. 12), 2-12 de parcial y un espectacular 9/11 en T3. Se dejaban ir ya en el segundo acto los turcos, sospechosos siempre de frágiles mentes y el finés que ya no falla hacía su octavo punto para empezar a rozar la veintena. El partido se convertía en una bonita pachanga de playground y Tomic se divertía sin oposición para anotar cinco canastas casi seguidas. Heurtel se unía a la fiesta con cinco puntos en los últimos segundos para dejar el simulacro en 34-55 al descanso.
@MT28APRIL doing his best @MilosTeodosic4 impression as he dishes to Ante Tomic! #7DAYSMagicMomentpic.twitter.com/bFuSF4SWme
— EuroLeague (@EuroLeague) 29 de marzo de 2018
El tercer acto de este ensayo de partido de baloncesto comenzaba igual, con el Barça amenazando records de triples en un partido. Se sumaban también los turcos, con tiros liberados y poca o nada defensa. En tres minutos entre los dos equipos habían hecho 30 puntos (17-13 local) y sólo había una persona en todo el pabellón a la que no le gustaba aquello: Svetislav Pesic. No había dejado su temporada de esquí el entrenador serbio para presenciar semejantes ejercicios de indisciplina y paraba el partido con sugerentes caras de enfado y hacía centrarse de nuevo los suyos para recuperar rápidamente la veintena de ventaja (53-74 min. 25). Llegaba a los 30 puntos en el cuarto el Efes ante la indefensión blaugrana y la muñeca de Weems que ponía a Efes a 12. Con todo ello se tenía aún que jugar el último cuarto para otorgar la cuchara de madera al peor equipo de la competición después de un parcial de 33-26 local.
Claver se ponía en cuatro triples sin fallo para comenzar la última escena del simulacro y Oriola estrenaba su casilla en el acta para devolver la tranquilidad, si alguna vez se perdió (67-88 min. 32). El partido más rápido de todos los tiempos, sin apenas parones por faltas, intensidades o tiempos muertos tácticos que frenen parciales se iba terminando con el único aliciente de saber si el Barça rompía records de triples anotados. Edwin Jackson hacía el decimoséptimo para un 0-12 de parcial y dejar la cuenta del partido más rápido de todos los tiempos en 83-107. No habría marca histórica final que anotar en el haber blaugrana, al quedarse la cifra en 19 triples. Como 19 son las derrotas que acumula el Barça en Euroliga. Una cuestión de orgullo, vamos.
1 Un concurso de triples: no se presagiaba batalla en Estambul que ya es mucho decir de un partido en Europa contra un equipo turco. Que se lo digan a Murcia...Las circunstancias tampoco invitaban a ello y pronto se vio quién estaba más por la labor de jugar el trámite. Y más cuando empiezas a anotar desde fuera y se te vuelve tontita la muñeca. Sobre todo en un segundo cuarto blaugrana espectacular en el que hacía 32 puntos para cerrar el descanso con un 77% en T3 (10/13). Una barbaridad. Los tiempos y los porcentajes harían que no se pudiera mantener aquel disparate aunque las cifras finales de 19 triples y 61% ya las quisiera para sí Pesic en los partidos venideros. Al final no hubo record que constarar, pero sí un verdadero concurso de triples con el que afinar punterías para domingos de resurreción y visitas colegiales.
2 La (poca) pasión turca: no son los equipo de Ataman sospechosos del club de se dejaba llevar, pero aunte una situación clasificatoria tan austera y un equipo que lo enchufaba todo, los hombres de azul se desvencijaban con una pasividad muy poco digna de un equipo profesional. Por momentos, su defensa se parecía a las de las pachangas domingueras y delante aquello era un 1x1 constante en el que se necesitaban tres o cuatro balones por posesión para tanto ego particular. Así, las ventajas visitantes no paraban de crecer, a pesar de los esfuerzos (siempre individuales) de Weems o de Motum, para claudicar por 24 de diferencia y sobre todo recibir hasta 107 puntos en casa. Hoy poco o nada se vio de la famosa pasión turca.
3 De doble-doble en doble-doble: lo de Heurtel con Pesic comienza a ser de pareja de hecho. La hornada de puntos y asistencias que el entrenador le está sacando al jugador es tal que no para el francés de encadenar dobles-dobles desde la llegada del sabio serbio al banquillo catalán. Hoy, otro 20-10 con el que engordar estadísitcas a pesar de su mal comienzo y su poco cuidado del balón. Es verdad que delante apenas tenía oposición, pero el avance y la repercusión de Heurtel en el juego del Barça desde que lo dirige Pesic es indudable. Esperemos por el bien de su equipo que le duren los dobles al bueno de Thomas.

