Las Olimpiadas de Barcelona 92 fueron especialmente… Especiales para los que vivíamos en Barcelona ¿cómo explicarlo con palabras? Emocionantes, espectaculares, conmovedoras. Además, en mi caso, entonces a mis 16 años y en plena efervescencia de baloncesto, fueron de lo más impactantes... ¡Por fin los jugadores de la NBA iban a participar contra equipos de todo el mundo más allá de aquellas citas puntuales del Open McDonald! ¡Y al lado de casa!
Recuerdo ver el primer partido contra Alemania con un balón entre las manos. Las zapatillas desgastadas por aquello de que podía pasarme varios días jugando al basket mañana y por la tarde con mis amigos Santi, Juanlu, mi hermano Jordi... Entremedio, otros tantos saltos intentando colgarme del aro. Incluso recuerdo haber convencido a mi madre para que me cortara el pelo como Tomás Jofresa, a los Grace Jones.
El primero, el único Dream Team
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Michael Jordan vuela por encima de Xavi Fernández.
Tras el chasco de Seúl 88, donde los EE.UU. habían sido bronce (entonces peor resultado en unas Olimpiadas), los norteamericanos reaccionaron. Orgullo yanki herido. Recursos... Mil. Podían rebotarse con todas las garantías. Entre aires de superioridad les debió surgir alguna duda… estos europeos cada vez juegan mejor… Nuestros cachorros saltan más y son más rápidos pero se nos ponen nerviosos o subestiman a sus rivales. Así llegaron a un acuerdo con FIBA para que, por primera vez, los profesionales NBA pudieran competir en una competición internacional. Y el resto de países afectados también lo agradeció como Australia que pudo volver a contar con su gigante Luc Longley, Drazen Petrovic en Croacia o Alemania con Schrempf. Para muchos de nosotros, es como si nuestra colección de cromos Upper deck cobrara vida.
En el caso de USA, el detalle era que los elegidos serían los mejores profesionales que aguardaban en la mejor liga del mundo y, con la perspectiva del tiempo, ahora podemos decir que algunos de ellos también forman parte de los mejores de la historia de este deporte. “Era como viajar con 12 estrellas del rock”. Reconocía el legendario y ya desaparecido Chuck Daly, jefe de aquella expedición. El rigor exige apuntar 11, pero entiendo el político comentario de 'Chucky'. Todos eran superlativos a excepción del entonces rookie Christian Laettner que fue premiado por su tiro ganador para que Duke fuera campeón de la NCAA aquel mismo curso. No obstante, entonces muchos ya deducíamos que Shaquille O’Neal o Alonzo Mourning eran mucho mejores jugadores que aquel estudiante blanco y de supuesta excelente disciplina. Era lo que más le cuadraba a USA Basketball en su estrategia marketiniana a pesar de la relevante polémica que generó tal gesto en su país. Pero bueno, a ojos del resto del mundo, en conjunto, seguían siendo un elenco de dioses. En España, con sentimiento de mortales de segunda, en aquellos tiempos sólo contábamos con la experiencia de Fernando Martín habiendo jugado entre astros. Bueno, y con la anécdota de Jose Montero que fue elegido en el Draft de 1987 en la 5ª ronda con el puesto 113 por Atlanta Hawks. Recuerdo que en una conversación telefónica con el mismo Montero me explicaba que, en el momento, se enteró semanas después cuando vio en su taquilla de su club (Joventut de Badalona) los papeles que certificaban semejante hallazgo, siendo enviados por el mismísimo gabinete de la NBA.
Cualquier jugador NBA, para nosotros, eran como extraterrestres dentro y fuera de la cancha, imaginen los componentes del Dream Team. No se alojarían en la Vila Olímpica con los otros atletas cosa que, en aquel momento, a la mayoría nos pareció hasta de justicia. No me extrañaría que, incluso, muchos jugadores rivales tuvieran la misma impresión. Eran tiempos en los que se tenía la firme convicción de que no se podía competir contra ellos, por suerte, mentalidad muy diferente a la actual. A ver si meto alguna y me hago la foto con ellos al final del partido. Esa era la ambición y como todos sabemos... Si crees, tal vez puedas. Si no crees, seguro que no puedes.
Pero no piensen, Daly tenía corazón de ‘Bad Boy’ y una perspicacia sin igual. El coach, bicampeón a contra pronóstico con los Pistons, sabía que a sus cracks se les había convencido para tal patriótico reto con el trasfondo de que viajarían con sus familias con todos los lujos posibles y que aquella aventura era en clave de vacaciones. Daly era mucho Daly. Durante su concentración en California, antes de que aquel grupo de cracks compitiera en el torneo de las Américas en Portland, el cual les daba derecho a participar en las Olimpiadas, les retó a hacerle un partidillo (a puerta cerrada y sin prensa) a un combinado de estrellas universitarias. Lo formaban 8 jugadores: Chris Webber (Michigan), Penny Hardaway (Memphis), Allan Houston (Tennessee), Bobby Hurley y Gran Hill (Duke), Eric Montross (North Carolina), Jamal Mashburn (Kentucky) o Rodney Rogers (Wake Forest), lástima el final tan fatídico de este chico. A aquellos chavales se les hipermotivó para que hicieran un defensa asfixiante y... les ganaron. El propio Hill aseguró en una programa de TV que "Houston, en aquella batalla, les metió diez triples. No podían hacer nada para parar. Te lo digo, Webber los mató. El resto tuvimos nuestros momentos. Tengo el vídeo, un día lo haré público". Jordan y cía pidieron la revancha, Daly no lo permitió ¡Genio y figura!
Pasaron página y el Dream Team, para muchos entendidos único EQUIPO estadounidense que hizo honor a ese nombre, se paseó ante sus rivales estableciendo una diferencia de 51 puntos en el Torneo de las Américas. Preámbulo de lo que pasaría en la competición oficial en la que sólo Croacia pudo perder por no menos de 32 puntos. Barkley fue el máximo anotador con algo más de 15 puntos pero cada día se le sumaba el recital de algún nuevo compañero. El balón se desplazaba a velocidad luz de jugador en jugador yanki y siempre solía acabar pulverizando la red contraria o con algún componente USA colgado del aro. Daly no pidió ningún tiempo muerto en todos los Juegos.
Los doce (casi) inmortales de Oro fueron Michael Jordan (Chicago Bulls), Larry Bird (Boston Celtics), ‘Magic’ Johnson (Los Angeles Lakers), Chris Mullin (Golden State Warriors), Clyde Drexler (Portland Trail Blazers), John Stockton (Utah Jazz), Scottie Pippen (Chicago Bulls), Christian Laettner (Universidad de Duke), Patrick Ewing (New York Knicks), David Robinson (San Antonio Spurs). El bueno de David también había jugado con la selección en Seúl, de aquel conjunto fue el único que repitió y así pudo quitarse la espinita del desastre del 88. Les seguían Karl Malone (Utah Jazz) y Charles Barkley (Phoenix Suns). Entrenador Chuck Daly (New Jersey Nets) y sus ayudantes eran Mike Krzyzewski, Lenny Wilkens y P.J. Carlesimo. Decir que ‘Magic’ había anunciado ya su retirada por ser portador del virus del SIDA y Bird había hecho lo mismo por sus lesiones crónicas de espalda, de hecho, este último no solía sentarse en el banquillo y solía permanecer estirado en el parquet. Hubo espacio para el mal rollito, pues el pupilo de Daly en la ciudad del motor, Isiah Thomas, no fue a los juegos por su conocida enemistad con Jordan.
Cambio de orden establecido en Europa
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Alexander Belostenny ante su excompañero de selección Arvydas Sabonis.
Las históricas Grecia e Italia no lograrían ganarse el billete a las Olimpiadas de Barcelona en el Preolímpico también jugado en España. Como tildaba Paco Torres en una columna de Gigantes del Basket se instauraba “un nuevo orden europeo” en el que Lituania (con el entrenador español Javier Imbroda como ayudante y Donnie Nelson Jr, este último por su amistad con Sarunas Marciulionis de los mejores y más fuertes bases que haya dado el baloncesto europeo), Croacia y Alemania (campeón del Europeo del siguiente año) llamaban a la puerta de la élite del viejo continente. Sin embargo, se debilitaron las selecciones de la Unión Soviética y Yugoslavia, supremas antes de la cita en cuestión. En Lituania habían nacido los mejores deportista de la extinta selección roja y, por su lado, la guerra de los balcanes fragmentó a otra superpotencia como Yugoslavia a la que se le preveía la mayor de su madurez y calidad para la cita de Barcelona. Los Djordjevic, Danilovic (campeones de la Liga Europea a las órdenes de un novel Obradovic que se alzaba con su primer título continental de clubes), Divac y etc. se quedaban sin participar para que la Croacia de Petrovic, Kukoc, Vrankovic, Radja, Perasovic y Komazec se llevaran sin discusión la plata al no poder competir contra los EE.UU. ¿Qué habría pasado con todos al completo? Habría ganado el Dream Team. Creo complenamente en las palabras de Daly una vez acabada la competición: “El equipo olímpico de baloncesto masculino norteamericano de 1992 superó todas las esperanzas y expectativas. Creo que le dimos realmente al mundo un atisbo, puesto que nunca fuimos seriamente desafiados, de lo que puede ser el baloncesto a este altísimo nivel”.
España, novena ¿Qué paso?
Aquel fue un verano convulso en el baloncesto español. Y si lo analizamos entenderemos fácilmente que aquel pinchazo no fue casual, impresión que sí nos parecería en su momento por la absurda emotividad de que los Juegos eran en casa. “Si miras la plantilla, no éramos tan buenos y, como equipo, no pudimos prepararnos bien. Si tienes eso en cuenta, que era la realidad que sabíamos muchos de los jugadores, no fue tan sorprendente que no hiciéramos un buen papel” me explica Tomás Jofresa, uno de los 12 olímpicos españoles.
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Andrés Jiménez intentando parar sin éxito la creatividad y el talento de Detlef Schrempf.
Por aquel entonces, la ACB instauraba una nueva normativa en la que se permitían fichar a tres jugadores extranjeros por equipo, es decir, que estrictamente no fueran españoles ni nacionalizados. Los jugadores españoles realizaron varias huelgas y, por la evidencias, la preparación de la selección fue un verdadero desastre. Antonio Díaz-Miguel estaba al final de su larga carrera (¡27 años!) como técnico y no supo revertir la situación. Anticipo que ni la suya personal, diría que ya andaba afectado por un importante caso de narcolepsia. La generación del 59 (y 58) de los Epi, Solozábal (retirado justo este verano), Llorente, Sibilio, Romay, Iturriaga (retirado hacía dos años) o Romay ya era muy veterana y, por ley de vida, estaba en declive. Fernando Martín, uno de los mayores fenómenos baloncestísticos de la historia de nuestro baloncesto, hubiera podido competir a la interesante edad deportiva de 30 años pero ya hacía tres que había fallecido. Otros pívots como su hermano Antonio Martín, el propio Romay o Ferran Martínez estaban lesionados. Martínez, precisamente, me explicaba al respecto que “el tema es que los médicos no me dieron permiso, al estar en proceso de recuperación, para ir con la selección. Hubo un mal entendido porque Díaz-Miguel quería que fuera sin estar recuperado de la operación del pié. Yo habría ido, obviamente, pero antes no era como ahora, que algunos jugadores van a la selección sin estar al 100%. Con Díaz-Miguel hablé y arreglamos nuestra relación ya que antes él había pensado que yo era quién quería renunciar a ir y le expliqué que era un tema de los médicos del Joventut. Ahora, con perspectiva, pienso que debería haber ido porque aunque no estuviera bien del todo eran unos JJ.OO., aunque yo ya había estado en los de Seúl, podría haber ayudado y, mientras, seguir con el plan de recuperación como ahora hacen los jugadores como fueron los casos”.
Nuestro hombre más alto era Santi Aldama, un poco experimentado 2.13 que hizo buenos partidos en la preparación y además había realizado una buena temporada. Orenga y Andreu, con sus poco más de 2.05, eran los que intenban proteger la pintura. Muy duros y luchadores pero imitados de talento y atleticismo. Durante los Juegos, Andrés Jiménez tendría que competir de forma perpetua desde el 4 y la opción de un alero grande y reboteador que equilibrara tales deficiencias se esfumó con el descarte de un veterano Fernando Arcega y la autoexclusión de Cargol lo que acentuó más nuestra debilidad en la pintura. Y todo en un escenario hipercompetitivo. Todas las estrellas NBA y Europeas quisieron participar. La Alemania de Detlef Schrempf, que con 2.07 podía jugar en las 5 posiciones aunque en la selección germana combinaba el 1 y el 2, mostró nuestras miserias. 83-72 para los germanos y 20 rebotes para Hansi Gnad, un hercúleo jugador que pasó con más pena que gloria por la NBA y el Real Madrid.
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Tomás Jofresa 'se escurre' ante el gigante jamaicano-norteamericano Patrick Ewing (Foto: FEB)
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La preparación fue un desastre y fuimos con un equipo muy justo. ¿Qué esperaba la gente? Es cierto que perdiendo contra Angola metimos la pata hasta el fondo (63-83) y además se montó aquella trifulca con Coincençao al que le perdí el respeto como deportista después de aquellas caras que nos ponía pero el resto… de hecho, si hubiéramos conseguido ganar a Angola que hubiéramos quedado ¿Octavos? Estoy seguro que eso no hubiera arreglado las cosas mucho. En cambio, allí habían equipazos. De hecho, nuestro grupo era muy fuerte: EE.UU. eran imposibles de ganar, con Croacia estuvimos cerca (perdiendo de 3 al final de la primera parte y de nueve al final del partido), Alemania no sólo era Schrempf también estaban Harnisch, Blab… el siguiente año ganarían el Europeo (y en el preolímpico batirían a Croacia por 86-74. Los alemanes, en la sombra, también tenían a un tirador veterano tremendo llamado Mike Jaeckel que les endosó 15 puntos a los croatas, tan sólo 2 menos de los que le enchufó a España) y Brasil era un buen equipo con Oscar Schmidt, Pipoka y les ganamos…” narra
Tomi Jofresa. Su hermano Rafa también coincide en que fue “
una mala preparación y un grupo complicado. Teníamos a USA y Croacia en nuestro grupo” y es que entre sólo
Petrovic y Radja les hicieron 53 puntos.
Quique Andreu además del fatídico preparatorio me añade que “
el salir muy confiados contra Angola” les pasó factura.
Y lo cierto es también que después de los croatas, España fue la que cayó por menor puntuación ante el ‘Dream Team’ con un excelente Andrés Jiménez anotando 23 puntos y mostrando, una vez más, que se le daba bien jugar ante equipos USA. Él fue el primer alero alto de nuestra historia del baloncesto. En los tiempos actuales, no me cabe duda, de que habría sido un jugador NBA medio. Sin embargo, aquello sólo sería una anécdota, puesto que quedarían últimos de grupo. En las plazas del noveno al doceavo puesto España batió a Venezuela y Angola.
“Yo creo que también fueron importantes las lesiones de Epi y Biriukov dentro del equipo” también me dice Josep Lluís Cortés que entonces era entrenador ayudante.
Lituania jugaría las semis para hacerse fotos con los chicos de Daly y luego, en un duelo con sabor nacionalista, se llevó el bronce ante el equipo Unificado (CEI) de Volkov, Bazarevich, Tikhonenko y Belostenny que venían de darle un buen susto a Croacia en las otras semis (75 a 75 y en la media parte los rusos ganando de 10 tantos) donde Petrovic, quién si no, aupó a su equipo del desastre en los últimos instantes con dos tiros libres y casi 30 puntos.
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Todos seguimos el USA-Croacia con pocas esperanzas de que los primeros dieran la sorpresa. En la foto, el clásico 'Trash Talking' de Jordan, aquí sobre Petrovic.
“Me tacharán de demasiado positivo pero para mí, con 22 años entonces, participar en aquellas Olimpiadas fue algo muy positivo. Estuvimos cerca de ganar a todas las selecciones, a excepción de los USA, con el equipo que teníamos. Sin pívots, bueno estaba Santi Aldama que había hecho una gran temporada pero a pesar de ser un 2.13 o así no podía competir contra los mejores pívots de Europa y es que no llegaba a los 100 kilos. Os puedo asegurar que a nivel de potencial fue mucho más grave que España quedara plata ante Rusia en el Europeo de España del 2007. La ausencia de una amenaza interior nos limitaba mucho a los jugadores de perímetro. Si entonces hubiéramos tenido a los Gasol y a Ibaka verías si la hubiéramos podido liar” contrasta Tomi. Piensen que España venía de haber quedado 8º en las anteriores Olimpiadas, las de Seúl. Le siguió el Europeó de Zagreb en el que de 8 participantes España quedó 5ª. Luego el Mundial de Argentina del 90 en el que quedaron 10º y, por fin, tal vez de ahí la decepción de muchos de nosotros, el Europeo de Roma que ganaron el bronce.
La selección femenina debutó en unos Juegos con nota.
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La selección femenina en la apertura de los JJ.OO. de Barcelona.
Fue un debut histórico y, al contrario que la masculina, fue preparado de forma minuciosa. La Selección que jugó en Barcelona la formaron: Patricia Hernández, Carolina Mújica, Blanca Ares, Piluca Alonso, Mónica Pulgar, Margarita Geuer (madre de Juancho y Willy Hernangómez), Almudena Vara, Ana Belén Álvaro, Mónica Messa, Marina Ferragut, Betty Cebrián y Carlota Castrejana. El entrenador era Chema Buceta.
El resultado fue la 5ª plaza de 8 equipos, tras ganar a Checoslovaquia e Italia y perder frente a China y Estados Unidos. A las checas se enfrentó dos veces, en la primera fase y en el partido por el quinto puesto, y curiosamente ganó los dos partidos por idéntico resultado: 59-58.
Pero aquello sólo fue el inicio del principio de apogeo del baloncesto femenino. Un año después, la base de aquella selección se proclamó campeona de Europa en Peruggia.